lunes, 21 de julio de 2008

Besos de sirena, de Álvaro Cordón Flores



Los besos de una sirena,
cayeron en las penumbras
hasta las aguas de un pozo
hundido en tierras profundas.
En su fondo no hay olas,
ni aros de blanca espuma,
sólo una vieja escalera,
herrumbres y una columna.
Allí no habita la aurora,
ni hay caracolas de sal;
la magia está entre las luces,
frente a la orilla del mar.
La mirada de una estrella,
a través de la oquedad,
ilumina todo el hueco,
rompiendo la oscuridad.
Cabalgando sobre un rayo,
vuelan los sueños de arena,
buscando, entre los mares,
los besos de una sirena.

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